La figura de Santa Claus, el "benefactor navideño", posee una etimología y una historia que varían significativamente a nivel global, reflejando adaptaciones profundas. Su origen se remonta al personaje histórico de San Nicolás de Bari, un obispo griego del siglo IV conocido por su generosidad.
El nombre "Santa Claus" es, de hecho, una adaptación fonética del neerlandés Sinterklaas, que llegó a Norteamérica con los inmigrantes holandeses.
En Francia, se le conoce como Père Noël (Padre Navidad), una denominación que se castellanizó en muchos países hispanohablantes como "Papá Noel" o "Papá Navidad". En el Reino Unido se le llama Father Christmas.
Otras regiones tienen nombres que se apartan más de la raíz de San Nicolás. En Finlandia, la figura se llama Joulupukki, que se traduce literalmente como "Cabra de Navidad". En Alemania, la figura es Nikolaus o Weihnachtsmann (Hombre de Navidad).
En Chile se le conoce popularmente como el "Viejito Pascuero".
La diversidad de nombres ilustra un claro intento evangelizador por parte de la iglesia reconfigurado a través de distintas lenguas imponiendo a toda costa y a veces de manera forzada la figura en diversas regiones a lo largo del mundo desde hace siglos.












