Estados Unidos vuelve a restringir la libertad de movimiento de sus propios ciudadanos: un análisis necesario
Versión para “Futuro mi Cuba”
Fuente original: Comentario de Atilio Boron (30/06/2025)
Las recientes medidas adoptadas por el presidente estadounidense Donald Trump para restringir los viajes turísticos de ciudadanos norteamericanos a Cuba constituyen un nuevo episodio de la vieja y fracasada política de presión contra nuestro país. Esta decisión, orientada a satisfacer a los sectores ultrarreaccionarios de Miami, no solo afecta a Cuba: recorta directamente la libertad de movimiento del propio pueblo estadounidense, un derecho consagrado en el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Imagen generada con AI. ©️ Blog Futuro mi CubaTal como señaló el politólogo argentino Atilio Boron, esta orden ejecutiva es una expresión más del pensamiento unilateral que intenta revivir el viejo sueño del mundo unipolar, en el que Washington imponía su agenda sin cuestionamientos. Ese mundo desapareció. Sin embargo, figuras como Trump se empeñan en ignorar las transformaciones globales y en seguir apostando por métodos que ya no tienen cabida en la realidad actual.
Los halcones anticubanos: obsesión y política
Detrás de estas medidas destaca la influencia de personajes como Marco Rubio, a quien el propio Trump llamó “Little Marco” durante las primarias republicanas de 2016. Rubio es uno de los principales promotores de políticas hostiles contra Cuba y, como apunta Boron, vive de la política y de las generosas donaciones de lobbies corporativos —incluido el lobby israelí— que financian sus campañas.
A esta corriente se suma el tristemente célebre Bob Menéndez, cuyo historial anticubano es ampliamente conocido y que recientemente fue condenado a 11 años de prisión por múltiples delitos de corrupción. Resulta irónico que figuras como estas pretendan impartir lecciones de democracia, transparencia o derechos humanos mientras han estado vinculadas a escándalos, redes de influencia y decisiones que han alimentado conflictos y guerras en diversas partes del mundo.
El bloqueo: un crimen que persiste
Un aspecto clave —y sistemáticamente silenciado por estos actores— es que el bloqueo contra Cuba está tipificado en el derecho internacional como un crimen de lesa humanidad debido a su carácter extraterritorial, prolongado y dirigido a causar daño directo a la población civil.
Sin embargo, esta crueldad es encubierta bajo discursos de “defensa de la libertad” y “promoción de la democracia”, cuando en realidad las sanciones constituyen una política de castigo colectivo. A pesar de ello, Cuba resiste, se adapta y continúa defendiendo su soberanía frente a quienes intentan doblegarla mediante presiones económicas y asfixia financiera.
Un mundo que ya no responde a los mismos dueños
Como bien advierte Boron, quienes impulsan estas políticas no han comprendido que el escenario internacional ha cambiado profundamente. Nuevos polos de poder emergen, América Latina refuerza su soberanía y cada vez más países rechazan las imposiciones de Washington. El unilateralismo que algunos intentan revivir pertenece a otra época.
Intentar revivir la estrategia de aislamiento contra Cuba no solo es injusto: es inútil e históricamente anacrónico.
Cuba sigue firme
Pese a las nuevas restricciones, Cuba continúa defendiendo su proyecto social, su dignidad y su derecho a relacionarse con el mundo en igualdad de condiciones. Las medidas de Trump no hacen más que reafirmar la desconexión de ciertos sectores estadounidenses con la realidad global, mientras exponen una verdad incómoda:
quienes hablan de libertad, hoy recortan la libertad de viajar a su propio pueblo.
Fuentes utilizadas
Atilio Boron, comentario publicado el 30/06/2025 (fuente original del análisis).
Reuters, “Trump signs memo toughening US policy toward Cuba” (30/06/2025
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