Es difícil contar de mi existencia, pero por si a alguien pudiese interesarle, además de antropólogo y filólogo, siempre fui culillo de mal asiento, aprendiz de todo y maestro de nada, que me decían en casa.
Un cachico pan con tocino
la sombra de mi sombrero
y el polvo de los caminos.
Y lo más importante, siempre del lado de las y los más débiles, especialmente preocupado por los maltratos a niños, a mujeres, a ancianos, a emigrantes, a animales...
Me interesa muy especialmente el CAOS CLIMÁTICO. |