Cómo el algoritmo de TikTok nos está volviendo más egoístas en redes sociales
Logo de TikTok: un símbolo del contenido digital personalizado y su impacto en la forma en que consumimos redes sociales.¿Has notado que cada vez somos más exigentes con el contenido que vemos en redes sociales? ¿Que nos molestamos cuando algo no es exactamente lo que esperamos ver en nuestro feed? No es coincidencia. El algoritmo de TikTok ha cambiado completamente nuestra forma de consumir contenido digital, y el resultado es que nos estamos convirtiendo en usuarios más egoístas sin siquiera darnos cuenta.
La burbuja perfecta de TikTok
Espacio de trabajo minimalista con laptop, auriculares y taza de café en tonos azules.TikTok revolucionó las redes sociales con algo que nunca habíamos experimentado antes: un algoritmo que parece conocerte mejor que tú mismo. En cuestión de días, la aplicación aprende exactamente qué tipo de videos te gustan, a qué hora prefieres verlos, cuánto tiempo dedicas a cada tipo de contenido, e incluso en qué momento del día estás más receptivo a ciertos temas.
Esta experiencia ultra personalizada es increíblemente adictiva. Te sientes como si la aplicación hubiera sido diseñada específicamente para ti, como si fueras el centro del universo digital. Cada video que aparece en tu feed tiene el potencial de ser exactamente lo que necesitas ver en ese momento. Es como tener un mayordomo digital que anticipa todos tus deseos.
El problema es que esta comodidad extrema nos está condicionando a esperar lo mismo de todas las demás plataformas. Nos hemos acostumbrado tanto a recibir contenido perfectamente curado que cualquier cosa que no cumpla con esas expectativas nos resulta molesta.
El síndrome del feed perfecto
Explorando aplicaciones en un smartphone, un reflejo de cómo nuestra forma de consumir contenido ha cambiado.Una vez que pruebas la perfección algorítmica de TikTok, todas las demás redes sociales empiezan a sentirse defectuosas. Facebook, Instagram, Twitter, todas parecen torpes y desorganizadas en comparación. Pero lo que realmente está pasando es que nos hemos vuelto increíblemente intolerantes a cualquier contenido que no sea exactamente lo que queremos ver.
Esta intolerancia se manifiesta de maneras muy específicas. Cuando alguien publica algo que no encaja perfectamente con nuestros intereses, no simplemente lo ignoramos como haríamos antes. Ahora lo percibimos como una invasión a nuestro espacio personal digital. Como si esa persona hubiera entrado a nuestra casa y hubiera movido los muebles de lugar.
Es por esto que los creadores pequeños tienen cada vez más dificultades para conseguir interacción genuina. Sus publicaciones se sienten como interrupciones no deseadas en nuestra experiencia de consumo perfectamente personalizada.
La muerte de la serendipia digital
Antes de TikTok, las redes sociales tenían algo muy valioso: la capacidad de sorprendernos. Podías encontrar contenido completamente inesperado que te abría la mente a nuevas ideas, perspectivas o intereses. Era común descubrir creadores nuevos, aprender sobre temas que nunca habías considerado, o encontrar comunidades que ni sabías que existían.
TikTok cambió esto para siempre. Su algoritmo es tan eficiente eliminando el contenido que no te interesa que prácticamente ha eliminado la serendipia de la ecuación. Ya no descubres cosas nuevas por accidente, solo consumes variaciones de lo que ya sabes que te gusta.
Esta pérdida de serendipia nos ha hecho más cerrados mentalmente. Nos hemos acostumbrado a vivir en burbujas de contenido tan ajustadas a nuestros gustos que cualquier cosa externa nos parece irrelevante o molesta. Y esto se traduce en una actitud más egoísta hacia el contenido de otros usuarios.
El efecto en otras plataformas
El cambio de mentalidad que TikTok provocó no se queda en TikTok. Los usuarios llevan estas expectativas a todas las demás redes sociales, creando un ambiente hostil para cualquiera que trate de hacer crecer su audiencia de manera orgánica.
En Facebook, por ejemplo, esta mentalidad se refleja en la falta de participación genuina. Los usuarios ya no están dispuestos a darle una oportunidad a contenido que no les parece inmediatamente relevante. No quieren invertir ni siquiera un segundo en algo que no esté perfectamente alineado con sus intereses.
Esta actitud es especialmente dañina para los creadores emergentes que dependen de estrategias básicas de crecimiento como mencionar seguidores o pedir que compartan su contenido. Lo que antes se consideraba una práctica normal de construcción de comunidad, ahora se percibe como spam o desesperación.
La paradoja del consumidor exigente
Expresión de frustración en un entorno digital saturado de contenido.Lo más paradójico de esta situación es que los mismos usuarios que se molestan con los intentos de otros de conseguir visibilidad, consumen religiosamente el contenido de grandes creadores que utilizaron exactamente las mismas estrategias para llegar a donde están.
Todos los influencers y creadores exitosos que seguimos empezaron usando técnicas básicas de growth hacking: colaboraciones, menciones, hashtags populares, peticiones de interacción. Pero ahora que nosotros como audiencia nos hemos vuelto más selectivos y exigentes, estas mismas estrategias nos parecen molestas cuando las usan personas que aún no tienen una audiencia establecida.
Es como si hubiéramos desarrollado una mentalidad de «yo ya encontré a mis creadores favoritos, no necesito que nadie más trate de llamar mi atención». Esta actitud cierra las puertas a nuevas voces y perspectivas, empobreciendo nuestra experiencia digital a largo plazo.
Las consecuencias a largo plazo
Este egoísmo digital que TikTok ha fomentado tiene consecuencias que van más allá de las redes sociales. Nos estamos acostumbrando a vivir en burbujas de comodidad donde todo está diseñado para complacernos, y esto nos está haciendo menos tolerantes a la diversidad de opiniones y experiencias en general.
En el mundo real, no todo está personalizado para nosotros. No podemos controlar qué tipo de personas encontramos en la calle, qué temas de conversación surgen en una reunión social, o qué tipo de contenido aparece en los medios tradicionales. Pero mientras más tiempo pasamos en ecosistemas digitales ultra personalizados, menos preparados estamos para lidiar con la impredecibilidad y diversidad del mundo real.
Recuperando la empatía digital
Reconocer que TikTok nos ha condicionado a ser más egoístas es el primer paso para cambiar esta dinámica. Podemos empezar por ser más conscientes de nuestras reacciones cuando vemos contenido que no nos parece inmediatamente interesante.
La próxima vez que veas a alguien tratando de hacer crecer su audiencia, antes de sentirte molesto, recuerda que todos los creadores que admiras pasaron por esa misma etapa. Un simple me gusta o comentario puede hacer una gran diferencia para alguien que está empezando, y no te cuesta nada ofrecerlo.
También podemos hacer un esfuerzo consciente por salir de nuestras burbujas de contenido. Buscar activamente perspectivas diferentes, darle una oportunidad a creadores que no conocemos, interactuar con contenido que nos desafía intelectualmente. Esto no solo enriquece nuestra experiencia digital, sino que ayuda a mantener viva la diversidad de voces en las redes sociales.
¿Te has dado cuenta de cómo TikTok ha cambiado tu forma de consumir contenido en otras redes? ¿Has notado que eres más exigente con lo que quieres ver en tu feed? Comparte tu experiencia en los comentarios y reflexionemos juntos sobre cómo podemos ser más empáticos con los creadores que están tratando de construir su audiencia. Tu perspectiva puede ayudar a otros a reconocer estos patrones en su propio comportamiento digital.
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