Opinión | ¡Quiero que me oigan! | El Camino de la Marihuana: De lo Sagrado a la Regulación Moderna
En México, la planta de la marihuana tiene una historia antigua, tan antigua como la llegada de los españoles con su idioma castellano y, la mariguana, con ellos, también llegó para quedarse.
Por Hilda Teresita Bautista Villegas
Según Wikipedia, la palabra marihuana, escrita con h, hace referencia al término más común y ampliamente utilizado a nivel global en todo el mundo hispanohablante. La palabra mariguana escrita con g, se usa principalmente en algunas zonas de México y Centroamérica. Para mayor universalidad se recomienda utilizar la versión escrita con h.
Sus raíces de origen son lejanas, proveniente de diversos países asiáticos, donde cada una de sus partes era utilizada desde hace milenios. Hay diferentes variedades de plantas de cannabis y en cada una de ellas se concentran diversas sustancias llamadas cannabinoides, como el THC y el CBD. La variedad de planta más conocida es la Cannabis sativa.
El THC o tetrahidrocannabinol, se concentra en las flores y hojas y al consumirse en cigarrillo ofrece la mejor experiencia cuando se busca un efecto psicotrópico. De los tallos de la planta se obtienen fibras que sirven para elaborar textiles, ropa, papel, materiales de construcción, artilugios caseros y más. Como sucede con el THC, también, de los cogollos o flores de la planta, se obtiene el CBD con el que se elaboran pomadas, ungüentos o lociones contra el dolor o hasta alimentos.
Las semillas de cáñamo, llamadas hemp, poseen un equilibrado contenido nutricional que destaca por su alto contenido de proteínas, fibras, minerales y especialmente por poseer todos los aminoácidos esenciales. Desde hace milenios esta planta es consumida y valorada con fines medicinales y espirituales siendo parte integral de la vida cotidiana de muchas civilizaciones.
A su llegada a América pasó a formar parte de la tradición chamánica del continente (como lo fue y es en los países asiáticos) sumándose a otras plantas regionales como el peyote, la ayahuasca y los hongos, por mencionar algunos.
Las sustancias psicotrópicas para la comunicación y comunión con lo sagrado
Históricamente, algunos sectores de la humanidad y en diversas culturas, han trabajado consigo mismas usando las llamadas plantas medicinales para rebasar, desde la espiritualidad, las exigencias racionales y limitantes de la vida cotidiana. De esas plantas se obtienen los componentes químicos adecuados para alcanzar estados alterados, dónde, el conectar con el yo superior y desplegar la conciencia, permite elevarse a una dimensión más profunda de percepción y manifestación.
Desde el Origen
En los principios de la vida, las propiedades específicas de las plantas se descubrieron por casualidad y después de conocer sus efectos por consumo accidental o curioso se buscó replicar los resultados intencionalmente con diversos propósitos, entre los cuales estaban: el de establecer una conexión espiritual con los mundos etéricos; el lúdico, por el deleite de la experiencia; el experimental, para distinguir de otras sustancias; el científico, para estudiar y definir las interacciones orgánicas y sus afectaciones y, finalmente; el de documentación, para el acervo cultural.
Desde su arribo con los españoles, el consumo de la marihuana en México se volvió habitual, a veces permitido y a veces sancionado. Fue bien aceptada por la población hasta que su distribución legal y oficial, avalada por parte del gobierno mexicano, fue prohibida bajo presión de Estados Unidos.
Más allá de los rituales chamánicos
En la década de los sesenta el consumo recreativo de la marihuana se intensificó, vinculado a movimientos sociales como la difusión de la música y la cultura popular, así como con la aparición de nuevas variedades más potentes (según datos de wikipedia). La rebeldía de los jóvenes frente a la rigidez del sistema, especialmente en Estados Unidos, exacerbó el uso para la experimentación de sus efectos, y esto se replicó en otros países de América, especialmente entre la juventud.
Lamentablemente, cuando los jóvenes buscan estimulantes, lo hacen careciendo de una orientación correcta. Movidos por la ansiedad pueden incurrir en excesos y utilizar “sustancias” cada vez más riesgosas, y sin percatarse del peligro, saltar de lo natural a lo sintético y todo por falta de orientación específica, tanto, para el uso moderado de esas sustancias, como para recibir asesoría psicológica que, dé acompañamiento en el manejo de situaciones personales difíciles. En lugar de trabajar sus traumas, en estado de plena conciencia y con el apoyo de algún terapeuta que facilite el proceso, equivocadamente se refugian en el uso de sustancias psicotrópicas que, al consumirse libremente y sin propósito de carácter sagrado medicinal, suelen carecer de beneficio introspectivo para convertirse en vehículo de evasión.
La marihuana no es un sustituto del trabajo de autoconocimiento y sí puede ser un recurso de escape, al igual que el alcohol.
Conclusión
Hoy, el Gobierno de la Ciudad de México, ha destrabado la regulación del uso de la marihuana ofreciendo a la ciudadanía la oportunidad para su consumo. A título personal me gustaría solicitar que esta apertura se lleve a cabo dentro de un marco de seguridad y control y dentro de un esquema educativo que, a través de información documentada, ofrezca orientación semejante a la que se brinda en las escuelas para instruir a los estudiantes, maestros y padres de familia, sobre la conveniencia y forma de saber elegir alimentos naturales y nutritivos, en lugar de procesados.
La regulación estricta será indispensable: 1)Para prevenir el incremento del mercado clandestino y 2) Educar a la población sobre cómo mantener su consumo dentro de límites responsables, disfrutando los beneficios de la planta sin caer en riesgos mayores.
Colofón
De esta forma, se honrará la larga historia de la marihuana y otras plantas sagradas reconociendo su valor ancestral en el camino del auto descubrimiento, pero, ante todo, destacando la importancia del seguimiento cercano a, cómo se utiliza, para resguardar el bienestar de la sociedad. Este tema me inquieta demasiado ya que en mi juventud temprana perdí algunos amigos muy queridos que se quitaron a sí mismos la vida. La marihuana no logró ayudarlos a salir del estado depresivo en que vivían, cada uno por razones familiares, y en cambio sí les incrementó ese estado de tristeza insuperable.
Columna anterior: ¿Quién tiene la razón?
• Escritora independiente. Apasionada de temas políticos, sociales y espirituales. Estudiosa de la salud holística y de la física cuántica, desarrollo personal, psicología e historia. Poeta, compositora de canciones y creadora de recetas de cocina, ¡deliciosas!
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