Redifusión
Por Spanish Revolution
📜 EL DERECHO A LA FE NO INCLUYE EL DERECHO A DESTRUIR IDENTIDADES
En un país que se pretende democrático, plural y garantista, resulta alarmante que aún haya quien defienda con solemnidad y tono victimista el derecho a practicar lo que, bajo cualquier prisma ético contemporáneo, es una forma de violencia: las llamadas terapias de conversión. Que la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) se declare preocupada por una proposición de ley que pretende proteger a las personas LGTBI de estas prácticas denigrantes no habla de una amenaza contra la libertad religiosa, sino de una concepción anacrónica y peligrosa de lo que significa acompañar espiritualmente.
La carta enviada a la directora general de Libertad Religiosa es un monumento a la ambigüedad interesada. Bajo la apariencia de un alegato jurídico en defensa de las libertades fundamentales, lo que realmente reclama FEREDE es un blindaje legal para seguir interviniendo, desde sus púlpitos, en las conciencias, los cuerpos y las biografías de quienes no encajan en su rígida moral sexual.
La libertad religiosa, como todo derecho, termina donde empieza la integridad de otro ser humano.
No es admisible que se hable de "prácticas religiosas no coercitivas" cuando la coacción espiritual —esa que opera a través de la culpa, la promesa de redención o el miedo al castigo divino— ha sido históricamente una de las formas más eficaces de represión moral. Y no, no basta con que haya consentimiento formal. Porque en contextos de fe comunitaria, donde las y los creyentes se sienten emocionalmente vinculados a su entorno, la "voluntariedad" no siempre es libre.
La oración puede ser bálsamo, pero también puede ser cuchillo cuando se utiliza para sugerir que la orientación sexual de alguien es una herida que necesita sanación.
#FEREDE afirma que en sus #iglesias no se practican terapias de conversión, pero simultáneamente exige que no se penalice lo que define como “acompañamiento espiritual”. ¿No es eso justamente lo que tantas víctimas relatan como el núcleo del daño? Oraciones, retiros, “asesoramientos” en los que se busca reconducir la vida afectiva y sexual de una persona hacia un supuesto modelo "ordenado por Dios". Es decir: convertir, sin electroshock ni sillas de tortura, pero con himnos, versículos y amenazas de perdición.
En nombre de un #pluralismo malentendido, no podemos seguir tolerando que se pisotee el derecho de las personas #LGTBI a vivir sin ser patologizadas. La neutralidad del Estado no es una carta blanca para que las confesiones religiosas conviertan sus dogmas en doctrina terapéutica. Si el Parlamento aprueba una ley contra las terapias de conversión, lo hace no para atacar la espiritualidad, sino para trazar una línea ética: el alma no puede ser la excusa para colonizar los cuerpos.
Nadie está obligado a creer, pero toda persona tiene derecho a no ser dañada por las creencias de otra.