Cuando los directores enloquecían a las estrellas de Hollywood
El encanto secreto detrás de las cámaras
Un vistazo al artículo de 1961 de _Vanidades_, que explora la atracción entre actrices y directores en Hollywood.En 1961, la revista Vanidades publicó un artículo titulado “Los directores las enloquecen”. El texto sugería que había una “magia especial” capaz de explicar por qué tantas actrices terminaban cautivadas por sus directores al terminar una película. Algunas veces se hablaba de un magnetismo irresistible; otras, de la relación de poder entre un director autoritario y una actriz voluntariosa que, bajo esa presión, encontraba un atractivo inesperado.
El artículo incluso comparaba esas dinámicas con las historias de Pigmalión y Galatea, o con la relación de Svengali y Trilby, donde la fascinación y el dominio creaban pasiones intensas y, a menudo, complicadas.
El caso de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini
Ingrid Bergman sonríe mientras se encuentra con Roberto Rossellini, simbolizando su romance icónico en Hollywood.Uno de los ejemplos más famosos fue el romance entre Ingrid Bergman y Roberto Rossellini. La actriz, ya una estrella consagrada, atravesaba un momento difícil tras los fracasos de Arco de triunfo y Juana de Arco. En medio de esa crisis personal y profesional, le escribió a Rossellini pidiéndole que pensara en ella si alguna vez tenía un papel interesante.
Rossellini no solo pensó en ella, sino que creó Stromboli, una película que no solo marcó un antes y un después en su carrera, sino también en su vida sentimental. Ingrid lo conoció cuando todavía estaba casada con Peter Lindstrom, y venía de un romance discreto con Gary Cooper, su coestrella en Por quién doblan las campanas. El resto ya es historia: el director italiano tenía fama de enamorar a las mujeres que trabajaban bajo sus órdenes, y antes de Ingrid ya había tenido un romance volcánico con Anna Magnani, la gran actriz de Roma, ciudad abierta.
Judy Garland y Vincente Minnelli: un amor lleno de sombras
Judy Garland y Vincente Minnelli: la apasionante pero complicada relación que marcó sus vidas y carreras en Hollywood.Otro caso que mencionaba Vanidades fue el de Judy Garland y Vincente Minnelli. Ella quedó deslumbrada por su talento y lo describió como un director capaz de sacar lo mejor de ella frente a las cámaras. Juntos trabajaron en películas como La rueda de la fortuna y El pirata.
Sin embargo, la atracción que Judy sentía por él pronto se volvió tormentosa, sobre todo al descubrir que Minnelli ejercía esa misma “magia” sobre otras actrices… e incluso actores. Su matrimonio terminó de forma dramática, con un intento de suicidio por parte de Judy y un divorcio inevitable. Lo irónico es que, años después, Garland se convirtió en un ícono de la comunidad LGBTQ+, mientras que su exesposo también formaba parte de ella en silencio.
¿Magia o poder en Hollywood?
Brigitte Bardot opina sobre la dirección en Hollywood, destacando la influencia de su exesposo, Vadim.Lo que en 1961 se describía como una atracción casi mística hoy se puede leer como una mezcla de poder, vulnerabilidad y deseo en un sistema donde las estrellas y los directores vivían bajo la lupa del público y la prensa. Casos como los de Bergman, Rossellini, Garland y Minnelli muestran que las relaciones en Hollywood nunca estuvieron libres de tensión ni de contradicciones.
¿Qué piensas? ¿Era realmente una “magia especial” o más bien el resultado del poder que ejercían los directores sobre actrices jóvenes y vulnerables? Déjame tu opinión en los comentarios y no olvides seguir explorando el lado oculto de Hollywood en este blog.