Buenas noches, miserables.
Hoy le dejo la palabra a un tipo que escribía con mucha más claridad y fundamento que yo, exponiendo un mensaje importante para quienes disfrutamos o sufrimos las ficciones que se escriben en castellano de este lado del charco.
Y tirando unas verdades sobre lo que pasa por pensamiento político entre gente instruída en nuestros países.
Con ustedes, Daniel Croci. Perdónenle el primer párrafo que es como una negociación de protocolo comunicacional ineludible entre académicos, por favor. Asimismo algunos tics autorreferenciales y repeticiones. Omito además las notas: vayan a pescarlas a la fuente (referencia al final del hilo).
Seguimos en este artículo una línea de trabajo consistente en la búsqueda del entronque entre la ya tradicional literatura fantástica latinoamericana, que suele agruparse bajo el rótulo de "realismo mágico" o "realismo maravilloso" y el actual (primera mitad de la década de 1980) crecimiento de una literatura latinoamericana del género denominado--más por uso establecido que por exactitud terminológica--"ciencia ficción".
Pues bien, más de un latinoamericanista y más de un anglófilo se sorprenderán si señálamos la CF que hay (dialéctica mediante) en la obra del ilustre Gabriel García Márquez, lo que sólo puede descubrirse si buscamos la función de ambas literaturas en sus respectivas estructuras y el juego de relaciones recíprocas.
En "Cien años de soledad" hallamos la idea central, desde luego entre otras, de una ciudad arquetípica que reproduce, refleja y transfigura al desarrollo histórico de Latinoamérica, insertado en la dependencia y la marginalidad dentro del sistema que ha dado en llamarse "periferia capitalista". Las distintas fases de la novela son una metáfora transparente de las distintas fases del sistema de dominación externo, ello sin desdeñar la entrecruzada gama de relaciones entre sus distintos personajes, que de alguna manera reflejan las contradicciones secundarias del sistema incluyendo las personales (tema que dejaré de lado en este trabajo) ni tampoco a la específica concepción del mundo (sobre la que volveré más adelante).
Teniendo en cuenta lo apuntado, observamos que en la narrativa estadounidense de la CF hallamos una variedad temática muy desarrollada: las historias de descubrimiento - conquista - colonización de lejanos planetas. En forma deliberada o no, los escritores angloamericanos han descrito con multitud de matices y casos el proceso de apropiación de mundos extraños (situados en otros planetas), a veces exaltando ese proceso, a veces deplorándolo como un mal inevitable. Nuevamente evito el análisis de tramas en particular por no ser el objetivo de este artículo el análiss de las contradicciones secundarias del sistema que aparecen reflejadas en el entramado de cada obra pero, guste o no el sentido de la metáfora principal también es transparente.
Ahora bien: García Márquez ha señalado reiteradamente, en numerosos reportajes [N. de la E.: léase "entrevistas"], discursos y artículos que él parte de concebir a América Latina como "otro mundo", un mundo donde no rigen los parámetros lógicos y de sentido común predominantes en el "viejo mundo" europeo, un nuevo mundo donde la realidad supera la ficción, donde lo maravilloso y lo mítico se hacen reales. Se trata, no de una reformulación subvertidora de la cosmovisión europea, como la línea que va de Sade a los surrealistas, sino de una cosmovisión distinta.
No es necesario forzar el razonamiento para advertir que estas notas que García Márquez confiere a nuestro "nuevo mundo" coinciden con las notas definitorias de los "otros mundos" en la literatura angloamericana de CF.
Pero hay una diferencia básica, originada en las opuestas posiciones de la relación dialéctica que nos une-separa con los escritores angloamericanos: mientras ellos ven y transfiguran el "otro mundo" como conquistadores-colonizadores-civilizadores (en definitiva, como dominadores), nosotros (en este caso García Márquez) nos vemos como personajes de un mundo nuestro extrañizado, conquistado, dominados por los-de-afuera que a la vez son los-de-arriba (el "arriba" de la posición social coincide en este caso con el "arriba" de los que vienen de un lejano y superior mundo central e imperial).
Si basta una prueba por omisión, observemos que en América Latina actual casi no aparecen relatos de CF cuyos protagonistas sean conquistadores-colonizadores de mundos extraños, y en las excepciones--por ejemplo "Los embriones del violeta" de Angélica Gorodischer--los exploradores son absorbidos por el "nuevo mundo" que los incorpora a sí y los extrañiza en forma irreversible, tal como aconteciera con nuestros conquistadores españoles entre los siglos XVI y XVIII.
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