Hoy se cumplen diez años de un evento que saltó a la actualidad informativa por nada y cambió mucho, tanto que su estela ha llegado hasta hoy. Maricón, la canción que jamás sabré si es mejor para iniciar o cerrar una fiesta, ya puede hacer la comunión.
En este tiempo Samantha Hudson ha crecido. Es habitual en podcast, redes y tele, tiene un documental sobre sí misma que recoge su fase inicial, condujo un docurreportaje cero ortodoxo sobre el arte, presentó galas, estuvo en concursos e hizo música.
Este año lanzó Música para muñecas.
Lo primero que llama la atención de su tercer disco es el título, tan redondo en su llamada, su abrazo, a les trans. Luego, el portadón. Aun minimalista, luce hermosa a la par que robotizada, replicante, maniquí.
Sam es una cantante y autora que hace cosas, así que ha invertido en mejorar la calidad de su obra y mirar los detalles.
En este sentido, Liturgia, el primer sencillo, no destaca. Tenía mejores opciones para abrir Música, y en un proyecto autoproducido se siente una oportunidad perdida. Sobre todo porque la mejor canción no obtuvo promoción.
Esta ciudad es un electroclash-pop precioso de contenido gravemente actual. Los efectos vocales, el coro de uh, los arreglos, el beat que sube y baja en su parte percutiva, la programación final. Un trazallazo no por sobrio menos total.
Sí se entiende la elección de Hot como single. Y más la de la macarra Full Lace y el Tuck, tan rotunda y lograda en parte por el hacer de La Diega, que también eleva la letra de Disforia entre beats industriales súper guarros para a continuación hacer de Redención la hermana menor descocada de Esta ciudad, que rima carrocero con cielo.
Samantha nos podría dar tanto un Superestar como un Kick VI. Tiempo al tiempo.
https://www.youtube.com/watch?v=Sgt5saF70PU&list=RDSgt5saF70PU&start_radio=1
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