Así como hay una espiral vertiginosa de cambios en pos de perfilar el siglo XXI, también la hay para alcanzar la distinción de ser el proyecto político e intelectual que marque la diferencia. Sin embargo, toda lucha de poder es pragmática y los hombres que lo detentan deciden en función de los resultados. Toman, dejan y retoman lo que les sea útil para alcanzar sus objetivos. Hasta el momento, es el Tecnofeudalismo el que lleva la delantera, aunque no se descarta que el desenlace quede a medio camino entre todos los posicionamientos ideológicos.