@EdCerbero Los cráteres de aquel gigante rocoso erupcionaron al unísono en millones de crisantemos. Los pétalos cruzaron el cielo como confeti y cayeron sobre los colonos que aún miraban, perplejos, tan inaudito espectáculo. Pero los pétalos pulverizaron al rozarlas sus armas láser y banderas y abrieron agujeros en sus cuerpos, tan profundos que los mastodontes nativos se colaron por allí y cayeron felizmente al vacío cósmico, danzando en las profundidades de las personas que no son bienvenidas.