Estás pelando patatas para una tortilla y del interior aparece un gusano.
—Soy un gusano mágico —dice—. Cuando hayas acabado esta tortilla te haré viajar en el tiempo. Te daré escoger entre varias épocas. Pero primero dime: ¿pensabas echarle cebolla a esa tortilla?

Responde:

Claro que NO
45.5%
SĂŤ, tengo mal gusto
54.5%
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Acabas la tortilla, con cebolla (puagh!) y el Gusano Mágico te dice que puedes ir a 3 sitios/épocas.

—Elige entre uno de los siguientes destinos y así se hará:

20/7/1944 - Wolffsschanze
0%
31/8/1888 - Whitechapel
66.7%
Año 1 másomenos - Belén
33.3%
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—Antes de hacer nada más —dice el Gusano—, deberías vestirte para la ocasión. Con ese pijama de Star Wars a lo mejor desentonas allá donde vamos. A ver, ¿qué apariencia quieres tener?
Hombre
0%
Mujer
36.4%
No quiero que me lean en binario
63.6%
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El gusano hace su magia y te hace aparecer, con un tupper con tu tortilla para cuando te entre hambre, un tenedor y un cuchillo, en Whitechapel, el 31 de agosto de 1888.

Hace fresquito y huele a cosas que huelen mal y ahí estáis, en mitad de una calle mal adoquinada, a eso de las 00:00, delante de un bar llamado «The Frying Pan» del que sale el murmullo inequívoco del alcohol cantando a través de varias bocas. ¿Qué haces?

Entro en el bar
65.2%
Me doy un paseo
34.8%
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La calle apestaba, pero aquí el olor tiene forma propia y sabe idiomas. La bofetada hedionda al abrir la puerta te detiene en seco y echas una ojeada. La gente grita y bebe, hay más alcohol sobre sus ropas ajadas, el suelo, las paredes y la barra que en las botellas del estante.
Hay una pelea en una de las mesas. Una mujer agarra por el cuello a otra mientras dos maromos beodos intentan separarlas, pero les puede la risa y el whisky de garrafa, asĂ­ que la una se pone morada mientras la otra se pone tibia de apretar. Gritan cosas. No las entiendes. El Gusano se pone en tu hombro y te da el don de las lenguas, para que todo el mundo hable en tu cerebro como si fueran tu prima la Chari.

Ahora entiendes que se pelean por un sombrero. Una de ellas se llama Laurie, a la otra le dicen Polly. El sombrero parece ser de Polly.

¿Qué haces?

#eligetupropiaaventura #tupropiaaventutra

Intervengo en la pelea
41.2%
Mejor me voy
17.6%
Quiero beber
41.2%
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Te arrimas a la barra y te acodas sobre el milímetro de ella que parece más limpi...esto... menos sucio. El barman renquea con desgana hasta ti y te mira un poco raro. Se rasca la cabeza y coloca un vaso tecnicolor delante de tus narices.
—¿Qué bebe, esto… usted?
Whisky
15.8%
Ginebra
15.8%
Ron
10.5%
Vasito de agua
57.9%
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—Un vasito de agua —pides, sin prestar demasiada atención. Tus ojos continúan estudiando la pelea. En un momento determinado, pones la zancadilla a Laurie al pasar y esta cae sobre una mesa. Hay risas. Ella también se ríe, probablemente por el alcohol.
Polly se acomoda el sombrero (parece nuevo) y camina hacia la barra.
—Ginebra —pide.
El camarero no la oye. Sigue mirándote fijo, con la cabeza algo ladeada, quizá pensando que ha debido oírte mal.
—¿Ha dicho que quiere agua?
Se hace el silencio. Algunos estiran el cuello, como tortugas ebrias saliendo a ver pasar la vida.
—Eh... sí, agua —contestas.
—Agua... agua.
—Eh... sí. Agüita.
El barman se barrena la sien con el dedo mientras vierte en el vaso un lĂ­quido amarillento que con toda probabilidad debe contener agua. Lo pone frente a ti como un artificiero colocando C4.
Polly, a tu lado, te observa.
—¿Te quieres suicidar o qué? —dice.
—¿? —respondes, con elocuencia.
—Anda, ponle a mi… amig… a mi amig… ¡a esta amistad mía una ginebra.
—No, no, de verdad, que a mi el gintonic me hace bola.
—Ja. No sé qué dices, pero te vas a cagar por las patas abajo con eso.
—Está bien de verdad.
—Polly Nichols —extiende la mano.
Te inventas un nombre
40%
No te presentas
0%
Mi nombre es LegiĂłn
60%
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—Mi nombre es Legión —dices.
Polly se queda pasmada, con la boca abierta de par en par, durante un minuto completo. Puedes ver que le faltan varios dientes, pero no tiene una sonrisa fea. De pronto estalla en una carcajada.
—Vaya. Pues sí que tienes un nombre artístico raro.
—Eh... gracias.
Te mira entornando los ojos como quien mira el sol o una cosa muy pequeña.
—Me vas a perdonar, pero no te pillo el rollo. Eres...
—Elle. El pronombre que prefiero es «elle».
Mueve los labios muy despacio masticando la palabra «pronombre». Se podría nadar en toda esa confusión.
—Soy NB.
—Legión Enebé. Yo Polly Nichols, un placer —vuelve a estrecharte la mano.
—No... Bueno, sí, qué más da. Tú usa conmigo el «they», como hacía Shakespeare.
—¿Quién?
—¿Y a qué te dedicas, Legión Enebé? ¿Sisas? ¿Rajas? ¿Atracas? Esto... ¿Haces la calle? Porque si haces la calle no sé si le va a gustar mucho a los hombres de por aquí tu nombre de guerra. Son más de Marty, la Trotona o Susy la Cienculos. Pero como veas. No te había visto por aquí y tengo buen ojo para las caras bonitas.
«Si la calle la hubiera hecho yo olería mejor», piensas, sonrojándote.
—Bueno, yo voy a ver si me saco para dormir en seco esta noche. ¿Te alojas en Thrawl? Yo voy para allá para que me reserven cama. ¿Te vienes o vas a ver si pillas una cagalera aquí?
Te da en la nariz que esa señora es prostituta. Una intuición. Te quedas embobade, pensando la respuesta, con la mirada fija en los jinetes de los botones de su abrigo marrón. Parece que lleva puesta toda la ropa que tiene, capa sobre capa.
—¿Te vienes o no?
Te quedas en el bar
11.1%
Te vas por tu cuenta
22.2%
Le dices que no, pero la sigues
66.7%
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