Este sábado que pasó fui total y completamente devorado por mosquitos super desarrollados todo a causa de un evento organizado por el curso que estoy realizando sobre el estudio de las #lenguashuarpes.
¿Y saben qué?
Valió toda la maldita pena y la sangre que los desgraciados bichos me quitaron XD
La verdad que el evento fue muchas cosas, más allá del aprendizaje y el trabajo por «despertar» las lenguas #huarpes, lenguas de las #comunidades #indígenas de mi provincia y otras vecinas, hubo mucha emoción porque fueron líderes y representantes de comunidades de #Mendoza, #SanJuan y #SanLuis y tuvieron la oportunidad de contarnos sobre cómo la historia se sigue repitiendo y se ha estado repitiendo desde aquellos terribles días de la llegada de los conquistadores.
Un pueblo con tierras expropiadas y arrasado por las máquinas topadoras sin previo aviso y de la noche a la mañana literalmente, un pueblo al que le cortaron el cause del río del cuál sacaban agua para muchas cosas todo para desviarlo para el uso de otras personas, un pueblo que lucha para defender el último bosque de una especie de árbol (#quebracho) que si se muere se extingue al menos aquí en el territorio, un pueblo que bebe agua con arsénico que desentierran de la tierra ya que la indiferencia estatal no les da respuesta al pedido de agua potable, una comunidad que lucha contra la apertura de una mina que no solo destruirá suelo para llevarse riqueza nacional a países extranjeros a los cuales ni les importamos sino que además utilizarán y contaminarán fuentes de agua dulce en el proceso. Más allá del estudio de las lenguas y de aprendizaje académico hubo eso, historias de dolor, de tristeza pero más aun de resistencia y lucha, y al mismo tiempo la prueba irrefutable que todavía la herencia del pensamiento conquistador blanco europeo sigue vigente en nuestros días perpetuando la deshumanización de personas que fueron desplazadas y violentadas siglos atrás y que al momento de escribir ésto lo siguen siendo.
Puede que acá no haya guerra como en Gaza pero la violencia y el sentimiento de exterminio es el mismo, solo que el trabajo se hace de manera más sutil y a través del olvido y la invisibilización.
Y yo aquí hago lo mínimo que puedo hacer que es relatar lo que he vivido y lo que he sentido. Desconozco si en mis venas corre sangre indígena o al menos negra como para poder decir «Yo soy...» y así poder reclamar algo de su herencia, y si bien mi color de piel no es blanco sí lo es mi crianza y gran parte de mi cultura pues la historia nos ha mostrado que mucho #criollo soñó y sueña todavía con una #argentina blanca y europea. Aun así quiero caminar otro camino, no quiero andar el camino del #racismo ni del #fascismo, el camino del #odio y del #desprecio, quiero otra cosa y en este evento del cual les cuento me dieron la oportunidad y no saben cuanto lo agradezco porque además del dolor y las lágrimas hubo también esperanza, sueños y hoy en día tengo permiso a ser parte de ellos.
Luego compartiré cosas que se gestaron en ese encuentro, poesía principalmente y algún pequeño cuento que fue escrito, pensado y hablado en voces huarpes.
Nuevamente es lo mínimo que puedo hacer, difundir en esta red social donde prima lo escrito, aquellas cosas que literariamente fueron concebidas en voces indígenas.
(Igual tranquiles que la publicación será bilingüe, las tendrán en español y las lenguas que están despertando)