Buen día, miserables.
De a poco voy volviendo a esta red y otros ámbitos de la vida. Ayer dos de abril nunca es el mejor día del año para mí y para muchos de mis compatriotas, por decirlo suavemente.
Dicen que el lunes fue el día de la "visibilidad" trans. Yo mucho no uso, sinceramente. Verme me ven sin duda y sin problemas. Con que me traten con el respeto debido a mi investidura me doy por contenta. Y me encargo yo de exigirlo caso por fatigoso caso, no se aflijan. Llevando la antorcha de la educación prenderemos fuego la civilización si nos es necesario para salvarla.
Sin embargo, sí hay un aspecto que interesante, útil, vital en "vernos": la visibilidad entre personas trans y travestis. He descubierto no sólo la necesidad (por la ayuda mutua de la que estoy subsistiendo) sino el placer de reunirnos y darnos atención y afecto (y brindar a potenciales enemigos una concentración de blancos para atacarnos: charla estratégica para otro día y lugar).
Valga mi modesto homenaje a esta comunidad de la que a mi avanzada edad vengo a descubrir formaba parte. Se avecinan pedidos de donaciones, advierto: no es fácil ser pobres y encima degenerades (y en casos, enfermes) en Argentina.
Nota al pie, espero que innecesaria: mencionar las identidades trans NO ES invitación a debatir la idea de "género", ni los roles de, ni la femineidad o masculinidad en sí--que diré, al pasar, me parecen desastres irrecuperables por igual. Cualquier intento de saltarse esta prevención será retribuido con un silencioso, inexorable y letal bloqueo.