Veo a mucha gente en redes, en medios, decir que tal o cual gobernante está loco o es un incompetente. Por supuesto, locos e incompetentes los hay en todas partes. De la suprema, de hecho, incompetencia es buena prueba quien firma estas líneas.
Lo que no acaba de cuadrarme es la enormísima cantidad de locos e incompetentes que han llegado a cargos políticos de responsabilidad.
A #Putin se le giró la cabeza una mañana y le dio por invadir #ucrania
A #Netanyahu se le giró la cabeza un día y, con la excusa que ya sabemos, le dio por arrasar #Gaza
#Cospedal es una incompetente que dejó sin médico a no sé cuánta gente en #CLM
#Mañueco es un incompetente que ha dejado sin bomberos a #CyL
#Ayuso y #Bonilla también son unos incompetentes que también han dejado sin médicos a vete a saber cuántas personas.
Hasta #Milei resuena como posible incompetente, pese a que está haciendo todo lo que dijo que iba a hacer.
Y a esto voy. ¿Tanto se premia la incompetencia? ¿Tantas personas que llegan a la cumbre del poder resultan ser unos descerebrados?
¿Y si todas estas personas no fueran incompetentes ni estuvieran desequilibradas? ¿Y si todas estas personas estuvieran haciendo lo que se supone que tienen que hacer, que es seguir el guion que marcó la #escueladechicago hace muchos años y apuntalar el relato del descrédito de la política?