Palma limita los alquileres turísticos a las 639 viviendas legales y prohíbe nuevas aperturas
al menos han hecho algo, que ya era hora. No es la revolución, pero limitar los pisos turísticos es un paso. Si queremos que la gente pueda vivir dignamente en Palma, hay que poner freno a la especulación y recuperar la ciudad para quienes la trabajan.